En ocasiones veo pelis by Berto Romero & Rafel Barceló

En ocasiones veo pelis by Berto Romero & Rafel Barceló

autor:Berto Romero & Rafel Barceló [Romero, Berto & Barceló, Rafel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Arte, Comunicación, Humor
editor: ePubLibre
publicado: 2015-04-07T04:00:00+00:00


Breakdown

Título original: Breakdown

País, año: EE. UU., 1997

Dir.: Jonathan Mostow

No tradujeron el título de la película, y se entiende, porque breakdown traducido literalmente significa «avería». Que te suena a una peli sobre un seguro de asistencia en carretera. «No pagó la póliza anual, y le salió la grúa por un pico.» Igual hubieran tenido la tentación de titularla Avería sangrienta o Avería como puedas. Mejor no tocarlo: Breakdown.

¿Qué vamos a ver? Pues a Kurt Russell y su mujer que viajan por el desierto de Estados Unidos, y tienen una avería. Pasa un camión y se ofrece para llevar a la mujer hasta un bar que hay a pocos kilómetros. Cuando Kurt llega al bar, ahí no saben nada de ella. Y a partir de aquí comienza una trama de suspense superagobiante. Yo no sé qué tienen en Hollywood contra el autostop o contra subirse al coche de un desconocido. Siempre son delincuentes, o psicópatas. Como si no tuvieran otro trabajo los psicópatas.

«Bueeeno… Cariño, voy a darme una vuelta por una carretera desierta a ver si pillo a alguien, que hace una semana que no mato, y si no mato no soy persona. No me esperes para cenar. Ya picaré algo.»

Y después pasa lo que pasa. Yo de pequeño tenía miedo de subir a los taxis. Miedo injustificado, porque un elevado porcentaje de los taxistas no son psicópatas asesinos. La mayoría solo están muy tensos por el tráfico y por escuchar las radios que escuchan.

Esta película es buena, pero tiene un pequeño problema: que Kurt Russell interpreta a un tío normal, con un trabajo normal. Entonces, cuando se enfrenta a los malos, ha interpretado tantas veces a tipos duros, que tú no puedes evitar pensar: «Venga, Kurt, con lo que tú has sido. Que tú eres el tío que se cargó a la Cosa, saca el genio. Tú eres Plissken Serpiente, no me digas que no puedes con cuatro paletos americanos. Que tú eres Tango. O Cash, ahora no lo recuerdo».

Es curiosa la carrera de Kurt Russell, porque de niño y adolescente tenía cara de ángel. Y fue chico Disney. Hizo varias películas para la productora, la mayoría basadas en la misma premisa: un niño adquiría un poder extraordinario y la liaba parda. O mucha inteligencia, como en Mi cerebro es electrónico, o invisibilidad, como en Te veo y no te veo, o mucha fuerza, como en El hombre más fuerte del mundo. Y al final, todo volvía a la normalidad, porque se demostraba que tener un poder extraordinario no es una ganga. Mentira, porque ya me dirás qué tiene de malo, por ejemplo, poder arrancarle la cabeza a alguien de un guantazo, si se quiere. Pero Disney es así.

¿Y qué hizo Kurt para sacarse de encima el sambenito de chico Disney que arrastró durante los años setenta? Empezar los ochenta interpretando al incorrectísimo Plissken Serpiente en Rescate en Nueva York. Se acabó el chico Disney. A tomar por saco. Nadie se había sacado de encima la imagen de niño Disney tan deprisa hasta que Hannah Montana empezó a lamer tuercas en cueros.



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